martes, 14 de agosto de 2007

Esperanzas rotas

Hace algunos meses leí en la prensa una noticia esperanzadora, cosa que no es muy habitual. Parece ser que por fin han encontrado la fórmula para que nuestros coches no contaminen: el biodiesel, hecho a base de cereales y girasol.
Es una buena noticia por dos motivos. Por un lado, sabemos que uno de los mayores motivos del cambio climático se debe a las emisiones de CO2 producidas en su mayor parte por los vehículos a motor (a parte de por los pedos de las vacas que supone un porcentaje altísimo de metano en el aire). Con el biodiesel esas emisiones desaparecen en su totalidad y no disminuye en nada la capacidad de movilidad de los vehículos. La otra parte positiva de la cuestión tiene que ver con los agricultores. Desde hace años, las producciones de cereales están por los suelos; los años de sequía, las grandes cantidades de dinero que necesita un agricultor para sacar adelante su producto (han dejado de ser el sector primario para pasar a convertirse en consumidores: insecticidas, pesticidas, abonos, maquinaria, etc), han hecho que la agricultura en los últimos años subsista casi gracias a las subvenciones europeas. Y este nuevo mercado abre grandes expectativas para ellos, nuevos compradores, nuevos precios, en fin que es casi como si les tocara la lotería.
Y yo... tan contenta al leer la noticia, por fin una luz al final del tunel. Tanto miedo con que esto se acaba, que no da para más, que nuestros hijos posiblemente no podrán ver primaveras, ni conocerán la nieve, que ya no valdrá lo de "por san Blas la cigüeña verás"... porque ya no se van, ni las golondrinas volverán... porque ya no existirán. Al leer la noticia pensaba que, bueno, estamos a tiempo, esto tiene arreglo. Y nos imaginaba volviendo a volorar nuestros principios, lo natural, nuestra Madre Tierra dándonos otra oportunidad, tan fácil la solución como mirarnos a nosotros mismos, mirar atrás, y ya imaginaba otra vez a nuestros poetas volviendo a cantar el "menosprecio de corte y alabanza de aldea".
Pero no, ya es demasiado tarde. Nuestro "estado del bienestar" está mucho más arraigado que nuestra conciencia como seres inteligentes y manipuladores de la naturaleza. Resulta que en vez de ver este descubrimiento como solución lo vemos como negocio. Toda la producción de cereales de este año ha sido comprada por las grandes petroleras, que ven en ello una alternativa mucho más barata a la extracción del petróleo (que por cierto ya se acaba). Resultado: los precios de los cereales se han disparado y los antigüos consumidores, ganaderos que lo utilizaban para pienso, casi no pueden pagarlo para alimentar a sus animales por lo que están teniendo grandes pérdidas que harán que suba el precio de productos básicos como la leche o la carne. Además, parece ser que la tierra no da para tanto. Toda la superficie de España no sería suficiente para abastecer sólo el mercado de vehículos en nuestro propio país, y eso que el gobierno tiene como meta sólo en 10% del mercado de las gasolinas. ¿Cómo entonces conseguir el producto?, pues como siempre... el tercer mundo. Ejemplo: la selva brasileña, ya se está arrasando para plantar cereal (!!!no a la tala por favor!!! y mira que me jode estar de acuerdo con la pija de Carmen).
No hay solución, los ricos seguirán siendo ricos... sólo unos pocos. Los pobres aunque hayan encontrado oro, seguirán siendo pobres. Y los demás... los demás seguiremos maldiciendo en el atasco de cada mañana y buscando las sombras de las golondrinas que ya no vuelven y de las cigüeñas que ya no se van.

miércoles, 8 de agosto de 2007

De repente

Casi como por generación espontánea, así... de repente, surge en mí la necesidad de escribir. En realidad, y para no engañarme una vez más, creo que tengo esa necesidad desde hace mucho tiempo. Creo no, estoy segura. Pero nunca me atreví a enfrentarme al papel en blanco. Tan pequeñita me sentía ... y tan blanco el papel... Ahora lo hago, surgiendo el negro sobre el blanco desde mi estómago hasta mi garganta, abriendo la caja de Pandora, vomitando por fin la intimidad de mi pensar y de mi sentir. No parece tan difícil.
A mis raqueles, metiendome en la intimidad de sus conversaciones saltó la chispa.