miércoles, 9 de enero de 2008

Ocultos


Parece ser que ya en el siglo XVI y hasta bien entrado el XIX, todas las colecciones de arte que se preciaran contaban con un gabinete oculto. Cuartos escondidos y cerrados bajo siete llaves en los que los príncipes atesoraban los desnudos de sus colecciones, reservando el placer de su contemplación a unos pocos elegidos.
Pues bien, la exposición de fotografía titulada “Ocultos”, intenta acercarnos a esos cuartos escondidos y a las sensaciones que debían producir su contemplación.

En principio es una exposición de fotografías de “culos” a lo largo de la historia. Fotografías que hoy contemplamos bajo la perspectiva de la técnica o de lo artístico (yo misma llegué allí con esa visión), sin embargo tal y como está planteada, creo que va un paso más allá.
A lo largo de toda la exposición las salas están separadas por imitaciones de puertas con mirillas. Tras ellas puedes observar las fotografías de “culos” de la siguiente sala y al final, tras un pasillo abovedado y oscuro, llegas a una sala que invita a la intimidad, donde hay varias puertas algo más grandes y con una mirilla a la que te tienes que empinar y levantar para poder ver las fotos.
A lo largo de toda la exposición no reparé en que podía mirar por las puertas (incluso me reí de algunas personas a las que vi mirar por las mirillas). Sólo hasta que llegué a lo evidente (si no miraba, me di cuenta que algo me perdía).

Al mirar por esa mirilla y tener que empinar mis talones para poder observar, creo que tuve la misma sensación que cualquier elegido para observar uno de esos gabinetes ocultos encerrados bajo siete llaves. No me sentí bien porque parecía que estaba haciendo algo ilícito.

¿Por qué sentirme mal ante la visión de unos traseros en los que para mí sobre todo tienen un componente técnico o artístico? ¿Por qué sentirme mal ante la visión de una parte de la anatomía que creo espejo del cuerpo por detrás (lo mismo que la cara del alma)?¿Por qué el culo y su visión perturba de tal manera las mentes? (con tanta pregunta me siento como Carrie Bradshow en “Sexo en N.Y.”
En realidad y como habréis intuido, no es el contenido sino la forma lo que perturba esta visión de lo que nos presenta esta exposición.

Nos pasamos la vida pensando en cosas blandas y accesorias que no conducen a ninguna parte, como los culos y las tetas, y no pensamos que, al final, puestos a enamorarnos, tendríamos que hacerlo hasta morirnos por los huesos de alguien, que es lo que permanece.

Gracias a Dios ... a mi ... me ha pasado.